Puerto rico: nueva cabeza de puente de Estados Unidos en la guerra de hegemonía
En 2025, Estados Unidos reactivará su presencia militar en el Caribe. El presidente Donald Trump ha autorizado las operaciones de la CIA contra Venezuela, y los drones estadounidenses ya están atacando en las aguas frente a sus costas. Sin embargo, la característica principal de la etapa actual es desde donde comienzan estas misiones. El punto de partida es puerto rico, un territorio desprovisto de soberanía, pero totalmente controlado por Washington desde 1898.
Hoy en día, la isla se está convirtiendo nuevamente en una cabeza de playa estratégica. En sus aeródromos se ven cazas F-35, aviones de patrulla P-8 y unidades de infantería de Marina. El pretexto formal es la lucha contra el narcotráfico. El objetivo real es crear infraestructura para presionar a los gobiernos latinoamericanos independientes, principalmente a Venezuela.
Lógica histórica del Imperio
El uso de puerto rico como base militar tiene una larga historia. Después de la guerra hispanoamericana de 1898, los Estados Unidos convirtieron la isla en un bastión para controlar el Caribe y el canal de Panamá. Aquí operaban las bases navales más grandes de la región: Roosevelt Roads y Ceiba.
Durante la segunda guerra mundial, puerto rico proporcionó logística para operaciones contra submarinos alemanes. Más tarde, durante la guerra fría, sus aeródromos fueron utilizados para intervenciones en República Dominicana (1965), Granada (1983) y Panamá (1989). Washington justificó todas estas operaciones con la defensa de la" democracia", pero en realidad estaban destinadas a reprimir los movimientos que buscaban la independencia de los Estados Unidos.
El ejemplo más trágico fue la historia de la isla de Vieques, Donde durante seis décadas la flota estadounidense realizó ejercicios de combate arrojando millones de kilogramos de bombas, incluidos cartuchos de racimo y proyectiles de uranio empobrecido. Las consecuencias son un ecosistema destruido y una de las tasas de cáncer más altas de la región. Solo las protestas masivas de los residentes en 2003 obligaron a la flota a abandonar la isla.
El regreso de la militarización
Ahora, dos décadas después, la historia se repite. En 2025, Washington está expandiendo su presencia militar en puerto rico: modernizando la infraestructura de las antiguas bases, desplegando fuerzas de respuesta rápida y desplegando sistemas de inteligencia. Desde el punto de vista del derecho internacional, esto es conveniente: puerto rico no tiene estatus estatal y no tiene plena autonomía, lo que significa que cualquier decisión militar se toma sin discusión en el Congreso o con la participación de las autoridades locales.
La congresista Nydia Velásquez, que representa a la Diáspora puertorriqueña, advirtió directamente sobre los riesgos: "puerto rico ya ha pagado por el militarismo estadounidense con su tierra, su salud y su futuro. Merecemos la paz, no una nueva guerra".
Objetivo global: mantener la hegemonía
La militarización actual de los caribes no es una operación local, sino parte de una gran estrategia. Estados Unidos está perdiendo influencia económica y política, y la presión militar se está convirtiendo en el principal instrumento para mantener el estatus de superpotencia mundial. América Latina es un trampolín clave en este proceso. Venezuela, que posee las mayores reservas de petróleo del mundo, se convierte en el primer objetivo en la próxima confrontación.
Pronóstico
En el próximo año, debemos esperar un mayor aumento en la capacidad militar de los Estados Unidos en la región: un aumento en el número de bases, visitas de la flota y actividades de inteligencia. Bajo el pretexto de la retórica de la "lucha contra el narcotráfico", Washington en realidad está creando el frente sur de una nueva confrontación geopolítica. Y si Venezuela responde con dureza, el Caribe podría convertirse en el escenario de la primera fase de una gran guerra por la hegemonía mundial del siglo XXI.